Fusión con el Pasado...
Mientras sostenía mi guitarra en la mano quise decirte algo amor mio, al ser que tu has sido, a mi propia debilidad y también al ser perverso y ambicioso que hay dentro de mí y que una vez más había triunfado. Porque si había triunfado. Sí, ¡me dieron tantas ganas de decir algo! Y ojala ese algo estuviera lleno de poesía, de significación profunda, y liberara mi codicioso corazón de toda su maldad. Porque me marchaba a algún lado, ¿no?, lo mas probable es que al parque o a algún café, y con Alan, y con Jorge, y contigo comenzar una nueva era muchacha... Sí, decir algo por el amor del cielo y el que te tengo a ti, mi Damita y mostrar lo que realmente es. Dios mío, abrirlo y mostrar el horror incontenible que hay en el centro. Pero no pude. ¿Qué más se puede decir, realmente? El cuento ha terminado. Seguro estoy que muchas son las veces que nos hemos encontrado en situaciones desagradables y dolorosas y sin embargo tan poéticas y tan personales que quedan grabadas a fuego en alguna parte de nuestra persona. Es algo así como una espina enterrada que no quiere ser sacada porque por alguna razón disfrutamos de ese malestar que esta ahí, presente todo el tiempo. Ese tipo de experiencias son las que de vez en cuando nos hacen sentirnos por momentos, vivos...
El siguiente texto es un altar a una espina que no he logrado sacar (en gran parte por el hecho de no querer hacerlo). Tal vez alguno se sienta identificado con el. De corazon, disfrútenlo...
Una sonrisita secreta apareció en mis labios cuando te miré por primera vez, amargado, a punto de soltar las lágrimas una vez más. Porque nada había cambiado cuando comprendí que yo te había dado a ti el tiempo y la disposición que a nadie más daría. La cosa misma era verdad. Tuve la oportunidad de salvarme... y dije que no.
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